Es muy fácil hacer fotografía gastronómica. ¿Cierto?

Vista desde afuera, la foto gastronómica parece fácil... sirves un plato, aprietas un botón y listo.

Pero detrás hay todo un mundo. Empieza en la cocina, con todos esos acuerdos previos para que el resultado sea vistoso a la cámara.

Después, todos los aspectos técnicos que debes considerar, como la iluminación, los ángulos, distancias focales, tiempos de obturación... Y claro, los detalles que nadie nota, pero que son clave para transmitir ese mood deseado.

Decenas de disparos de calentamiento hasta que por fin sientes que se empieza a ver como lo que tienes en mente, como lo planificaste con tu cliente, y ocurre... Esa foto que estabas buscando, exactamente como la querías.

Una buena foto no es casualidad, es el resultado de un equipo completo que hace posible que la comida luzca irresistible.

Mi trabajo es justo ese... mostrar un platillo como parte de una experiencia tan agradable, que haga que quien la mire se vea tentado a visitar tu local y probar esa delicia. Vivir esa experiencia.

Tus platos ya saben bien, ahora es momento de que también se vean irresistibles. Hagamos que la primera mordida empiece en la foto. 📞